sábado, 28 de marzo de 2009

Los riesgos del matrimonio

Un represor prófugo fue detenido minutos después de casarse

Juan Andrés Cabrera, torturador de la Quinta de Funes, estaba prófugo. Fue identificado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria en base a una foto publicada en Rosario/12. Un compañero del grupo de tareas lo señaló como especialista en apremios ilegales.

Por Diego Martínez
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El ex miembro de Inteligencia del Ejército, Juan Andrés Cabrera.

Al mediodía dijeron “sí, acepto” y se convirtieron en marido y mujer. Cuando salieron del Juzgado de Paz de Cosquín, los pagos de la novia, los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria observaron al hombre con detenimiento y compararon sus rasgos con la única foto conocida, que Rosario/12 publicó en tapa hace un año. Tenía el pelo más corto, otros anteojos, no llevaba bigote, era más retacón de lo que parecía, pero las canas y los trazos gruesos coincidían. Minutos después se presentaron, ante la mirada de la flamante esposa y un testigo de la boda, y le informaron que quedaba detenido por orden de la Justicia federal por su participación en delitos de lesa humanidad en Rosario. El hombre que en tiempo record dejó de ser soltero y prófugo es Juan Andrés Cabrera, personal civil de Inteligencia del Ejército Argentino y “especialista en torturas” del centro clandestino Quinta de Funes, según confesó uno de sus ex camaradas.

Cabrera, alias Barba, es el único que interrogaba y torturaba porque estaba especializado, lo mandaron a hacer un curso”, declaró ante la Justicia el represor Eduardo “Tucu” Constanzo. “Los que lo hacían eran él y Fariña. El Barba era el que torturó a (Adriana) Arce, a (Tito) Messiez durante cinco horas, es el que tortura a (Osvaldo) Cambiasso y (Eduardo) Pereira Rossi dentro del camioncito de bulevard Oroño al fondo. En democracia empezó a trabajar en la Defensoría del Pueblo, pero no trabaja más, no sé dónde está”, agregó el represor, quien describió ante el periodista José Maggi a la patota de militares, policías y civiles que comandaba el ex jefe de policía Agustín Feced.

A partir de la declaración de Constanzo y de investigaciones periodísticas que revelaron documentos de Inteligencia mexicana en los que se acreditaba la participación de Cabrera en el “Operativo México”, ideado por el dictador Leopoldo Galtieri para asesinar a montoneros exiliados en la capital azteca, la regional Rosario de H.I.J.O.S. solicitó la detención e indagatoria del represor, que hace treinta años se hacía llamar “Carlos Alberto Carabetta”.

A mediados del año pasado, cuando recibió el pedido de detención de parte del juez federal rosarino Marcelo Bailaque, el jefe de la Unidad Regional II del Centro de la PSA, Martín Bruna, supo que la tarea demandaría tiempo y esmero. Desde la reapertura de las causas de la dictadura, gracias a la ceguera selectiva de la policía de Santa Fe, Rosario se destacó por tener más represores prófugos que procesados. El también ex PCI del Ejército Walter Pagano fue detenido de bronca por el hijo policía de Constanzo, que acababa de ser capturado. Pagano no cayó después de la boda sino mientras escuchaba misa en la iglesia de bulevar Oroño y San Luis, a metros de los Tribunales Federales de Rosario. Al ex comisario Carlos Alberto Moore, capturado en abril, tampoco lo detuvieron sus compañeros sino la Policía Federal.

La paciente investigación de la PSA, que encabezó el subinterventor de seguridad aeroportuaria compleja, Alberto Jofre, determinó primero que Cabrera vivía o frecuentaba Cosquín, aunque por seguridad no pisaba la casa de la novia. Un par de veces cambió lugares de citas a último momento y frustró operativos de detención. El dato de que la agraciada contraería enlace renovó las esperanzas de los investigadores, aunque hasta ayer no tenían certeza sobre la identidad del novio, según explicó Bruna a Página/12. “Cuando nos apersonamos al juzgado, lo primero que hicimos fue una identificación positiva para ver si había cambiado la fisonomía. Sacamos sus rasgos de la foto de Rosario/12”, contó. Los agentes no presenciaron la ceremonia. Cuando salió lo siguieron, dejaron que se alejara unas cuadras y, antes de que entrara a la casa del testigo, lo detuvieron. “No opuso resistencia y tenía su documento legítimo”, apuntó Bruna. Según el comunicado que difundió la PSA, Cabrera contaba con “una red de protección de sus allegados” y “se ausentaba de su domicilio por largos períodos sin dejar rastro alguno”.

Esta misma semana el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario fijó para el 31 de agosto el comienzo del juicio a cinco represores de la Quinta de Funes: el coronel Oscar Pascual Guerrieri, el verborrágico Constanzo, Jorge Fariña, Juan Daniel Amelong y Walter Pagano. La causa tiene ahora tres prófugos: el gendarme Héctor Gertrudis, el policía santafesino Francisco Scilabra y el PCI del Ejército Carlos Isach. No son los únicos policías santafesinos que burlan a la Justicia. También Antonio “Tony” Tuttolomondo (causa Galdame), Carlos Ulpiano Altamirano, César Luis Peralta y el ex PCI del Ejército Eduardo Revechi, los tres en la causa Feced. El ex comisario Peralta, alias “La Pirincha”, es dueño de una flota de taxis y compartiría con sus ex camaradas negocios menos transparentes pero más rentables.

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