viernes, 7 de marzo de 2008

A Bravo lo mira ya el Tío Sam

PAGINA/12 UBICO AL PROFUGO DE LA MASACRE DE TRELEW Y EL MIAMI HERALD SIGUIO LA PISTA

La prensa de los EE.UU. empezó a interesarse por Roberto Guillermo Bravo, el teniente retirado de la Marina a quien busca la Justicia de Chubut por el fusilamiento de 19 guerrilleros en 1972. Este diario reveló el 19 de febrero pasado que Bravo es presidente de una empresa en Miami.

Por Diego Martínez
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La fachada de RGB Group Inc, la empresa que preside el marino prófugo en Miami.

Mientras la Justicia argentina se apresta a resolver la situación procesal de los cinco marinos detenidos por su responsabilidad en la Masacre de Trelew, la prensa de los Estados Unidos comienza a interesarse por la situación del teniente de navío retirado Roberto Guillermo Bravo, el prófugo que preside en Miami la empresa RGB Group Inc. Tal como informó Página/12 en exclusiva el 19 de febrero, la firma lleva las iniciales del oficial de la Armada sindicado por los sobrevivientes como fusilador, factura millones de dólares y brinda servicios a las fuerzas armadas norteamericanas. Ayer el diario Miami Herald difundió la noticia por primera vez en Estados Unidos. Un reportero intentó sin éxito ser recibido por Bravo, que tampoco respondió sus llamados. Página/12 logró comunicarse con Marilyn McDaniel, agente registrada de RGB Group Inc. Cuando escuchó que la consulta era de un periodista argentino por el jefe que busca Interpol respondió con un cálido y lapidario “I’m sorry. I can’t help you” y cortó la comunicación.

Hasta el momento el juez Hugo Sastre detuvo a cinco marinos retirados. Los capitanes de fragata Luis Emilio Sosa y Emilio Del Real estuvieron presentes durante la masacre. Sosa repitió el cuento oficial del intento de fuga, el tiroteo, las muertes inevitables, y aseguró que Del Real gatilló su ametralladora. Del Real fue el único que se negó a declarar. El cabo primero Carlos Amadeo Marandino contó que cuatro oficiales alcoholizados le ordenaron abrir las puertas de los calabozos y retirarse. Desde afuera escuchó los tiros, pero no participó, dijo. El contraalmirante Horacio Mayorga y el capitán de navío Rubén Paccagnini, comandante de la Aviación Naval y jefe de la base Almirante Zar respectivamente, admitieron que estaban por encima de los fusiladores y reiteraron la versión oficial. El fiscal Fernando Gélvez solicitó ayer el procesamiento de los cinco, incluido Marandino. “Su relato no es creíble. La explicación que dio durante la ampliación de indagatoria en el lugar de los hechos no cierra. Dijo que se tiró cuerpo a tierra detrás de un biombo –que sólo él nombró–, pero los espacios no dan”, explicó Gélvez.

Además del prófugo Bravo, el juez Sastre ordenó otras tres detenciones que aún no se concretaron. Primero la del capitán de navío retirado Jorge Enrique Bautista, quien por orden del almirante Hermes Quijada instruyó un sumario para respaldar la versión de la fuga. El cabo Marandino admitió ante el juez que la Armada le ordenó mentir para encubrir el fusilamiento. Las otras capturas pendientes son de oficiales del Ejército: el general retirado Eduardo Betti y el teniente coronel retirado Guillermo Muñoz, jefe y subjefe de la zona de emergencia dispuesta por el presidente de facto Agustín Lanusse tras la fuga del penal de Rawson. Bautista y Betti son ancianos y sus médicos no los autorizaron a viajar.

“I’m sorry”

Desde mediados de febrero este diario intentó sin suerte que el teniente empresario Bravo atendiera el teléfono. Esta semana se sumó a su búsqueda el periodista Gerardo Reyes, del Miami Herald. Sin abrirle la puerta le dijeron que Bravo no estaba. Dejó su teléfono pero no lo llamaron. También la agencia EFE fracasó en el intento. Página/12 logró finalmente dar con la agente registrada de la firma, Marilyn McDaniel. Cuando supo el motivo del llamado se disculpó por su silencio y cortó la comunicación.

La empresa de Bravo, fundada el 22 de junio de 1990 y con sede en el 4141 de North Miami Avenue, se dedica a la contratación de personal médico y paramédico en el exterior, sobre todo en Centroamérica. Sus principales clientes son las fuerzas armadas. Bravo entabló sus primeros contactos allí en 1974, cuando fue destinado a la Agregaduría Naval en Washington.

En el sitio web de la División Corporaciones del Departamento de Estado de Florida pueden leerse los informes anuales que RGB Group Inc. envió a partir de 1996. Bravo ya era presidente y su esposa Ana María Giordano vicepresidenta. Durante los cuatro primeros años registrados la pareja cambió tres veces de domicilio. En 1996 figura 27101 SW 143rd Court de Homestead, Florida. Al año siguiente, 1375 Marseille Drive, Miami Beach. Y desde 1999, su dirección actual: 2235 Arch Creek Drive, North Miami. El Herald informó que Bravo compró esa casa “por 225.000 dólares y hoy tiene un valor de mercado de 1.029.000”. La casa que el marino tiene en venta en el 6330 de Frost Drive, en Tampa, costa oeste de Florida, a cinco horas de Miami, es su morada de fin de semana.

El Herald recordó que “Bravo afronta la orden internacional de captura luego de que el diario Página/12 reveló que se encontraba en Tampa”. Agregó que la empresa “se especializa en la contratación de personal médico y paramédico en el exterior” y mencionó dos contratos con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. El primero fue hace diez años: a cambio de 27 millones de dólares se comprometió a seleccionar odontólogos para bases aéreas de todo el país. El segundo, el año pasado: 88.239 dólares para reclutar técnicos en genética molecular. El periódico informó también que la esposa del marino tiene una inmobiliaria en la que Bravo figuró como socio hasta el año pasado.

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