Con un discurso con eje en la idea de reprimir el delito y poner orden, Duhalde se mostró junto al gobernador de Chubut en el Sheraton. Anunció también la candidatura de Camaño en la provincia y de Todesca en Capital.
Publicado en PáginaI12.
Eduardo Duhalde y Mario Das Neves anunciaron ayer formalmente en el Hotel Sheraton la fórmula para competir en las elecciones presidenciales. “Necesitamos poner orden en este bendito país”, arengó el eterno piloto de tormentas de Lomas de Zamora, que enarboló como banderas “el hambre cero”, “la prevención y represión del delito” y la “concepción integral de los derechos humanos”. El gobernador de Chubut arremetió contra el gobierno nacional, al que calificó como “una banda”, y parafraseó a Beatriz Sarlo para dirigirse al jefe de Gabinete: “Conmigo no, Aníbal. Con nosotros no. Somos peronistas y nos conocemos”. Duhalde hizo un último guiño a los partidos que enfrentan “la caída de las instituciones” y anunció las candidaturas de Graciela Camaño en la provincia y de su ex viceministro de Economía Jorge Todesca en la ciudad de Buenos Aires.
Primero habló Das Neves, ovacionado por sus seguidores, mayoría en el Sheraton. “Les ganamos dos veces y vamos a seguir”, arrancó el chubutense, que amagó con renunciar a la política cuando vio peligrar la continuidad en sus pagos. Luego introdujo un matiz más bien K: “Pertenezco a una generación donde las utopías tenían un peso importante”, recordó y criticó “el falso progresismo”. “Nos quieren vender cosas con metodología propagandística”, dijo, y reivindicó a Martín Redrado, en primera fila. Dijo que el ex presidente del Central “puso el banco a trabajar para la gente” contra la voluntad de Néstor Kirchner, quien ante un pedido de “una mano” de Das Neves le habría respondido “dejá ese banco a los privados”.
Das Neves describió al Gobierno como “una banda que se sirve del Estado”. “Conmigo no, Aníbal. Con nosotros no. Somos peronistas y nos conocemos”, parafraseó a Sarlo para desmentir “que acá están los malos y allá los buenos”, idea que atribuyó al jefe de Gabinete. El chubutense aseguró que “el Estado oculta en forma perversa hechos de corrupción”, recordó que “fui parte de la gloriosa JP” y provocó a una juventud que no identificó: “Nosotros no peleábamos por cargos, no nos daban chequera ni nos mandaban de buchones a las empresas”. Por último, dijo que “con el blanqueo de los aportes no remunerativos” consiguió pagar “el 82 por ciento móvil a los jubilados”, logro que pretende aplicar en la Nación.
Los alfiles de Duhalde se sentaron en primera fila: Chiche, Camaño, los gremialistas Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas, Ramón Puerta, Carlos Brown, Miguel Angel Toma, Redrado y Javier Castrilli. “Dos presidenciables han tomado la decisión de trabajar juntos”, celebró Duhalde. Saludó a los trabajadores y dijo que “es mentira que haya un siete por ciento de desocupación”. Fundó su certeza en “las cartas que recibe Chiche con pedidos de trabajo”. Saludó “a los jóvenes” y aseguró que “no necesitamos más enfrentamientos ni más muertes”, aclaración relevante para quien debió adelantar su salida por la masacre del Puente Pueyrredón (luego diría que un objetivo de su interinato fue “construir la paz sin cascos ni bayonetas”). El tercer saludo fue para las Fuerzas Armadas. “Se las confunde con las de la dictadura”, dijo para alegría del Ñato Rico (ver aparte). Sugirió que están “arrinconadas” y “las estamos desperdiciando, igual que a las fuerzas policiales”. Contó que los policías tucumanos hicieron una huelga porque cobran 1800 pesos y reflexionó que por los bajos sueldos “se pasan a las filas del adversario”.
Duhalde agradeció a “dos partidos muy importantes” que lo respaldarán en la campaña: la Democracia Cristiana y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que “dio el más grande estadista que tuvo la Argentina”, en referencia a Arturo Frondizi, cuya imagen complementó los rostros de los candidatos en la pantalla de fondo. Después anunció las postulaciones: Camaño en provincia, Todesca en Ciudad, Puerta en Misiones y el midachi Miguel Del Sel por Unión-Pro en Santa Fe. Elogió a Camaño por el reconocimiento de sus pares y la diferenció del gobernador Daniel Scioli, sin nombrarlo: “Necesitamos un gobernador real. El actual, con suerte va a poder elegir a su secretario”, chicaneó.
“Necesitamos poner orden en este bendito país”, arengó. Vinculó orden con “competitividad” y propuso “terminar con el fantasma de la inflación”. Prometió “hambre cero” a partir de la “renta básica del ciudadano”. “Lo segundo lo pide la gente: prevención y represión del delito. Debemos gastar mucho dinero en eso”, recetó. Tercero: derechos humanos “integrales”.
Cerró con un mensaje al resto de la oposición. “A pesar de que naturalmente tuvimos problemas con otras fuerzas partidarias, hago llegar mi respetuoso saludo a las fuerzas que enfrentan la caída de la institucionalidad”, dijo y enumeró: socialismo, radicalismo, Frente Cívico y al “compañero de tantas batallas”, al que dejó plantado en la interna del fenecido Peronismo Federal: Alberto Rodríguez Saá. “Suerte”, le deseó.
El Ñato Rico, sin betún y resignado
“Hay que cerrar las heridas del pasado con memoria, verdad y justicia”, afirmó Eduardo Duhalde, quien meses atrás visitó en la cárcel a condenados por crímenes de lesa humanidad, quien supo contar con el apoyo de la apologista del genocidio Cecilia Pando y convenció a represores presos para que pidieran votar en la interna del Peronismo Federal. El único matiz que agregó a la consigna de los organismos fue “sin aprietes políticos e ideológicos a los jueces”, tema que había mencionado durante su lanzamiento en el Luna Park, siempre sin precisiones ni ejemplos.
–¿Qué piensa de la política de memoria, verdad y justicia que Duhalde acaba de respaldar? –le preguntó Página/12 al ex carapintada Aldo Rico, candidato a intendente de San Miguel.
–Pienso lo mismo que le dije a Alfonsín en 1987: tiene que haber una solución política.
–¿Le preocupa no compartir la política de su aliado?
–Yo pienso lo mismo. Hubo 16 mil muertos, tiene que haber justicia de los dos lados.
–¿Hablan del tema con Duhalde?
–No, no lo hablamos.
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